Queridos amigos y lectores de La Lengua Viperina:
Han sido tres años que me han sabido a gloria los pasados juntos a vosotros, sabiéndoos al otro lado de los ríos de tinta que trimestre tras trimestre os he regalado con la mejor de las intenciones.
A través de las páginas de El Ribagorzano di forma en la lengua de Cervantes a los pensamientos que ardían en mi particular Roma, en la que un pequeño Nerón rebelde e inconformista prendre hogueras que pretenden iluminar las tinieblas de una sociedad desmadrada, subyugada y desculturizada.
Ha habido quienes han gustado de leer mi obra y que me han seguido con una envidiable fidelidad durante todo este tiempo. A todos vosotros os doy las gracias con todo el corazón. Gracias también a quienes con justicia han criticado con palabras fundadas y justas mi creación, cuando me desvié por derroteros indebidos, madurando a lo largo del camino y siendo un autor mejor después de este viaje.
A quienes discrepaisteis conmigo…. ¿qué deciros? Quería que mis artículos fueran un foro de debate que iluminara y despertara conciencias, y con vuestras cartas y críticas demostrasteis que al menos logré mi objetivo. Así pues gracias a vosotros también.
La Lengua Viperina nació por y para El Ribagorzano, siendo mi buen amigo Tomás Castillón y un servidor las matronas de un experimento que con el tiempo y el ánimo de todos se ha hecho grande. Pero ahora los cimientos de nuestra querida publicación se han vuelto demasiado frágiles después de una lenta agonía y un fin anunciado hacía tiempo. Hemos decidido por lo tanto parar las máquinas un tiempo, echar la vista atrás, aprender de lo vivido y volver dentro de un tiempo, con las pilas cargadas y la ilusión de siempre.
Es deseo de Tomás y mío que El Ribagorzano vuelva a la carga mejor y más fuerte que nunca, cuando esté preparado para ello. Confío, dentro de un tiempo lo más breve posible para todos, tomar las riendas de la coordinación de El Ribagorzano, con un equipo de colaboradores más númeroso, formado de gente lúcida y capaz, con el apoyo de la Liga Ribagorzana.
Cierro ya esta breve carta de despedida con un hasta pronto, nada más queda por decir. Aquí terminan las palabras de un retratista de almas, de un filósofo en zapatillas, de un jacobino de fluido verbo…. en definitiva, de un amigo de todos ustedes.
Gracias, y que les vaya bonito.
José Miguel Biel / La Lengua Viperina